Esté proceso térmico consiste en endurecer la superficie de los aceros y fundiciones por medio de sales químicas o gases, a una temperatura entre los 300°C a 500ºC . Las durezas son elevadas en aceros de alta aleación y obtienen resistencia al desgaste y a la corrosión. El componente químico añadido es nitrógeno, que se obtiene del amoniaco.